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La semana de la Alta Costura en París ha dado mucho que hablar. Algunos afirman que el “Couture” ha muerto, pero lo cierto es que el nicho de mercado de este arte textil sigue vivo y dispuesto a mostrar su esplendor en una semana repleta de novedades.

Llamó notablemente la atención – y generó cierto desconcierto – notar que pocas colecciones haute couture se orientaban conceptualmente a sus clientes fieles.

Pero justo cuando todos creían que la Alta Costura había dado todo de si misma llegó Dolce & Gabbana y transformó a la mítica ciudad de Capri en el marco de su desfile de Alta Costura con un encantador concepto.

La particularidad es que en un cuadro natural imponente, en un rincón escondido en la isla, con un despliegue exquisito, con piezas de gran labor –aunque en palabras de sus creadores no podían calificarse como Alta Moda– los fotógrafos brillaron por su ausencia.

Bloggers, clientes, amantes del couture y público en general fueron los encargados de viralizar el evento a lo largo y ancho del mundo. Y así fue.

Prescindir de la prensa especializada de la industria es sin duda alguna un lujo que solo algunos pocos grandes popes de la Moda pueden darse –recordemos al célebre Tom Ford brindando un desfile privado exclusivo para clientas invitadas.

El concepto de Alta Costura ha cambiado. Su comunicación también.

Germán M. Biscardi

EL BAUL DEL FASHIONISTA