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Las manos femeninas conservan un encanto mágico que las convierte en el arma de seducción por excelencia y en un preciado objeto de deseo para cualquier caballero.
Es un desafío. Las mujeres de hoy trabajan, se ocupan de sus hijos, de sus amores, son encantadoras amas de casa o aguerridas mujeres de negocios. Es una dura tarea mantenerse perfectas en su look. Lograr unas manos de ensueño mucho más.
Pero a pesar de lo apretada de tu agenda, es siempre necesario que te tomes un respiro, que busques ese momento para dedicártelo a vos misma y, ya sea que disfrutes de hacerte una manicure vos misma o que optes por un centro especializado, dediques unos minutos a tus manos y a su belleza.
Partiendo de una buena hidratación, donde productos específicos para cada caso serán nuestros aliados, continuando por las uñas, las que brindan la posibilidad de entregarse a la imaginación y a la creatividad, con propuestas variadas y colmadas de diseño.
El esculpido es una técnica que se convierte en la opción ideal si tus uñas no tiene el largo deseado y querés experimentar con uñas de mayor presencia y que permitan mayor margen para apliques y decoraciones.
Firmas como Dior o la mítica Chanel, incluso específicas como L’oreal incluyen entre sus productos de belleza personal, líneas completas para el cuidado y el embellecimiento de las manos. Desde un quita esmalte suave que proteja tus manos hasta las bases y lacas justas para alcanzar el brillo deseado, todas las herramientas están a tu disposición.
La tendencia: uñas cada vez más locas, creativas, personales y llenas de textura y color.
Los strass, lacas con purpurina, el contraste entre los acabados satinados y la definición brillante, son solo algunas de las alternativas básicas para dar vida a tus manos. Incluso, dibujos a mano, 100% artesanales son una buena elección.
Mil opciones se rinden ante vos para que logres la estética que deseas para tus uñas. La manicura del 2014 dista mucho de la sobriedad de hace algún tiempo atrás.
Animáte a ponerle tu toque personal y dejá volar tu imaginación.
Germán M. Biscardi